¡Poderes Malditos ya está disponible! Conviértete ahora en un miembro del Escuadrón Maldito y enfréntate a lo imposible.
Bienvenido, lector. Este es un juego extraño… para un mundo extraño. En sus páginas encontrarás las instrucciones necesarias para jugar a un juego llamado Poderes Malditos.
Vivimos en un mundo extraño. La mayor parte de la gente pasa los días en trabajos rutinarios, alimentándose de comida basura y relajándose frente a la televisión. Es posible que tú también hicieras eso en algún momento, pero ya no. No desde que descubriste que tienes un extraordinario superpoder: ese día te diste cuenta de que eras distinto a los demás y descubriste que el mundo era diferente a lo que durante todo este tiempo había parecido.
Da igual si aprovechaste al máximo tus poderes o se los ocultaste a tu gente. Al final todo explotó. Nadie descubre que es un arma de destrucción masiva en potencia sin quedarse un poco tocado de la cabeza… Fue entonces cuando el profesor Kloseheimmer te encontró, allá donde quiera que estuvieses (en la cárcel, encerrado en el sótano de tu casa, en una isla paradisíaca o en el mismísimo Hades), y te hizo una oferta que no pudiste rechazar: unirte al Escuadrón Maldito, el grupo de superhéroes más extraño que jamás se haya visto.
El profesor Kloseheimmer parece uno de esos científicos nazis que emigraron a Sudamérica. Incluso tiene ese acento alemán de película de serie B tan característico. Sin embargo, no eres capaz de saber con exactitud qué clase de persona es: unas veces es agradable y simpático (¡hasta bromea!) y otras pone esa mirada suya de condenación y apenas habla, encerrándose en sí mismo. Nadie sabe muy bien cómo ha conseguido el visto bueno del gobierno para formar este extraño grupo de superhéroes, pero el caso es que aquí estáis.
Claramente sois una organización secreta y el presidente jamás confirmará oficialmente vuestra existencia, pero eso no significa que no seáis conocidos.
En los años 80 unas filtraciones destaparon todo el proyecto del Escuadrón Maldito y desde entonces los medios de comunicación lo mencionan cada cierto tiempo. Tampoco el hecho de que vuestras misiones secretas impliquen peleas contra monstruos sobrenaturales y artefactos extraños que tienden a explotar ayuda a mantener la discreción. Aunque ubicar al equipo dentro del laberíntico organigrama gubernamental es una tarea hercúlea, al menos sabes que operáis bajo el auspicio del Servicio de Investigación Criminal de Defensa, la rama de investigación criminal del Departamento de Defensa. Un hombre trajeado y con el ceño permanentemente fruncido, el agente Walker, realiza revisiones periódicas de las instalaciones y el equipo antes de marcharse, dejándoos a solas con el profesor en vuestro cuartel. Tenéis unas estupendas instalaciones secretas bajo un edificio de oficinas de la ciudad de Nueva York, hasta arriba de comodidades: gimnasio, bar, piscina… ¡hay hasta un maldito cine ahí abajo! Incluso tenéis vuestros propios dormitorios, por lo que pasáis la mayor parte del día allí. No es que no podáis salir al exterior ni mucho menos, pero la mayoría de vosotros no sois lo que se dice gente muy sociable.
Vuestro trabajo es, en realidad, muy sencillo. De vez en cuando sonará una alarma y el Escuadrón se pondrá en marcha. El profesor Kloseheimmer os dirá todo lo que necesitéis saber sobre la misión, porque cada alerta será totalmente distinta a la anterior (has leído algunos informes de misiones del anterior Escuadrón que hablan de cosas como «Invasores de Ojos», «Bombas Emocionales de Dios» o «La Batalla Trianual de los Homúnculos Mercurianos», pero nunca logras entender nada). Eso sí, todas son realmente peligrosas, un pequeño precio a pagar por lo que os ofrece el profesor.
Y luego están tus compañeros: sois menos de media docena de recién llegados, con poderes extraños que van desde controlar las emociones de la gente hasta… el Hijo Nonato del demonio Lar-Fu, sea lo que sea eso. Lo único que tenéis en común es que ninguno estáis totalmente bien de la cabeza.
Poderes Malditos es un juego de David Muelas Sahagún ilustrado por Salvador Navarro y con diseño gráfico de Esther Sanz
