No está muerto lo que yace eternamente... 126 años después

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No está muerto lo que yace eternamente... 126 años después

El pasado sábado 20 de agosto se conmemoraron los 126 años del nacimiento de H.P. Lovecraft y desde Nosolorol Ediciones queremos rendir nuestro pequeño homenaje a esta influyente figura. Por ello, hoy ponemos a tu disposición de manera gratuita Trazos del pasado, una aventura de Cultos Innombrables cedida por nuestros amigos de la desparecida Drama Editorial, escrita por Antonio Ortiz y diseñada por Miguel Ángel Pedrajas. Y para completar este humilde reconocimiento nada mejor que las palabras de Ricardo Dorda, uno de los autores de Cultos Innombrables y gran admirador de la obra del maestro de Providence.


Pocos escritores del siglo XX han tenido un impacto en la cultura popular reciente tan grande como Lovecraft, y pocas obras han sido tan influyentes, inspiradoras y referenciadas como las suyas. En vida fue un autor relativamente oscuro y poco valorado por la crítica, pero tras su muerte su concepción del horror se convirtió en un referente esencial de la literatura de terror moderna, sin la cual nada sería lo mismo. Se alejó del enfrentamiento entre el bien y el mal, de lo sobrenatural como extensión de lo espiritual, del miedo producido por la maldad y lo diabólico, y de los fantasmas y demonios impulsados por pasiones humanas. En lugar de todo esto, Lovecraft gestó el horror cósmico, que no es sino el vértigo que la humanidad siente al constatar su pequeñez e impotencia frente al vastedad del Universo y su despiadada indiferencia, el vacío existencial de la ausencia de propósito en la existencia humana, y el miedo a lo desconocido llevado a su extremo: aquello que, tal es su magnitud, ni siquiera puede ser comprendido. De hecho, en sus relatos el atisbo de comprensión nunca vence al miedo, sino que lleva a la locura, ya que la naturaleza humana no permite asimilar ciertos niveles de realidad.

La influencia de Lovecraft va más allá del terror, habiendo trascendido a otros géneros y a gran variedad de formatos, desde el cómic hasta el cine, y desde los juegos de rol hasta los videojuegos. Pero, ¿qué tiene la obra de Lovecraft que, casi un siglo después, aún nos seduce tanto? Para mí la respuesta es sencilla: su propuesta es tan inquietante hoy como cuando lo escribió. Todos los abismos que describió Lovecraft, desde las oscuras profundidades del espacio a los fondos oceánicos apenas vislumbrados, siguen igualmente ignotos y en sus profundidades pueden ocultarse insondables horrores que Lovecraft imaginó y muchos otros. Él lo sabía bien: «la más antigua y poderosa emoción del ser humano es el miedo, y el miedo más antiguo y poderoso es el miedo a lo desconocido», y fue un paso más allá. Su terror no trata sólo de lo desconocido, sino de aquello cuyo conocimiento es tan terrible que su comprensión, lejos de traer el alivio de la razón, sólo lleva a la locura de lo inconmensurable.

Seducidos por los abismos lovecraftianos, nosotros quisimos añadir nuestra pequeña contribución a esa gran mitología de horror cósmico escribiendo Cultos Innombrables. Decidimos, sin embargo, aproximarnos desde una perspectiva diferente: la de aquellos que han decidido implicarse con fuerzas que no entienden para ver cumplidos sus objetivos, sean cuales sean. La obra de Lovecraft está llena de personajes que tomaron ese camino, pero raramente se nos explican sus motivaciones o su historia, mostrándonos sólo la culminación de su locura. Sería simplista hablar de los «malos» en estos casos, porque Lovecraft rechaza la universalidad del bien y del mal, que no son para él sino etiquetas humanas. Nadie diría que es malvado destruir un hormiguero para construir una carretera, ni arrancar una lechuga para comerla. Así, los horrores cósmicos de Lovecraft trascienden toda moral, pues existen a un nivel tan diferente al nuestro que no somos sino hormigas que se cruzan en su camino, y ellos para nosotros son como imparables desastres naturales, pero dotados de una inquietante voluntad propia. Por tanto, plantearse cómo y por qué alguien se implicaría con tales fuerzas es una cuestión que merece que cada grupo de juego responda. No se trata de ser los malos, sino de ser aquellos que están dispuestos a trascender a otro nivel de poder, incluso si eso les cuesta la humanidad. Por eso en Cultos Innombrables no te vuelves loco simplemente, sino que degeneras hacia lo inhumano en el sentido más alienígena. La locura es un método de defensa frente al terrible conocimiento de una realidad superior, y los personajes de Cultos Innombrables son aquellos que deciden abrazar ese conocimiento, transformándose en el proceso.


Si hay otro aspecto de Cultos Innombrables que merece la pena destacar, es que está ambientado en el presente, mientras que el canon lovecraftiano está centrado en los años 20 o 30 del siglo XX. Decidimos hacerlo así porque queríamos explorar la interacción entre los poderes arcanos y alienígenas y las tecnologías modernas. Lovecraft siempre escribió los relatos en su presente, y siempre bajo la óptica de quien estaba al día de la ciencia de su tiempo. De hecho, se inspira en la inquietud que producen los descubrimiento científicos que mostraban que el mundo era mucho más antiguo, el Universo mucho más grande y sus leyes mucho más extrañas de lo que se creía tan sólo una generación antes. De hecho, la magia de los relatos de Lovecraft no deja de tener el tono de ciencia tan avanzada que sencillamente nos parece magia, adelantándose a la tercera ley de Clark: «Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia». Además, en algunos relatos explora los horrores que hay en los límites de la ciencia y la tecnología de su tiempo, desde sueros que reaniman a los muertos, a mundos desconocidos en los límites del Sistema Solar habitados por extraños alienígenas. Así en Cultos Innombrables la magia y la tecnología pueden interactuar, abriendo un universo de posibilidades. No se trata sólo de usar las nuevas tecnologías para compartir el conocimiento arcano, sino que va más allá. El conocimiento arcano no es información convencional, sino que está conectado con una realidad superior que lo hace capaz de alterar su contenedor para amoldarlo a su conveniencia, ya sea un libro, una tablet o una persona. Así, la magia es análoga al virus que modifica las células de un cuerpo a su conveniencia para reproducirse o un virus informático que altera los ordenadores para sus propios propósitos. Además, igual que Lovecraft pobló los límites de la ciencia de su tiempo de horrores incognoscibles, queríamos que los límites de la ciencia moderna siguieran siendo igualmente inquietantes: la ciencia no nos traerá el conocimiento que nos salve, sino que nos mostrará la locura y la extinción a la que estamos abocados sin remedio.

Sin duda, la obra de Lovecraft ha trascendido el paso del tiempo y hoy nos sigue causando la misma fascinación a quienes la leemos, si no más, que a sus contemporáneos, y a algunos nos ha convertido en convencidos «cultistas» de su mitología. Por eso, Cultos Innombrables es sobre todo nuestro homenaje a la grandeza del Maestro de Providence, a su obra e imaginación, con la cual tenemos, como un pacto eterno con una fuerza primigenia, una deuda impagable.

22/08/2016 Nosolorol Ediciones https://www.nosolorol.com/img/nosolorol-ediciones-logo-14727449041.jpg https://www.nosolorol.com/
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