Mundos Fate: El Mar de Éter

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Mundos Fate: El Mar de Éter

Hace tiempo había un planeta con media docena de nombres. Ninguno de sus habitantes lo llamaba Mundohogar, pero así es como lo conocemos ahora. Parece justo.

Los diferentes pueblos que vivían en Mundohogar no sentían especial aprecio por los demás, y andaban siempre luchando por un poco más de espacio: elfos, enanos, goblins, trolls, humanos y orcos, apretujados los unos contra los otros, la mayoría de ellos convencidos de que merecían ser los gobernantes de esa pequeña roca. Así que luchaban entre ellos, en pequeñas escaramuzas y guerras sin cuartel. Pero había tantos bandos que ninguno era capaz de ganar del todo; era un consuelo saber que aunque una tribu de orcos había saqueado e invadido tu ciudad, esta sería expulsada por una unidad de ataque élfica al cabo de una década más o menos.

El verdadero problema fue la magia. Cuanto más aprendíamos, más largas y sanguinarias eran las escaramuzas y más duraderos los daños causados. Hace quinientos años Mundohogar acabó convertido en un páramo arrasado, la mitad de la superficie tan impregnada de residuos mágicos que si tirabas una moneda al aire tenías un cincuenta por ciento de posibilidades de morir antes de que tocara el suelo.

Entonces empezaron las guerras por las cosas sencillas, como la comida o el agua potable.

Pero un día, un humano llamado Albus Fletcher hizo eso que se le da tan bien a los humanos: hablar. Se reunió con un par de genios elfos que habían destacado por sus conocimientos académicos y logró sacar a un artesano enano de su madriguera. Demonios, incluso se hizo con los servicios de algunos goblins y trolls para que le ayudaran con los cálculos y el manejo de materiales pesados. Aquel grupo construyó un eterbarco. Fue el primero de su clase, un barco capaz de salir por sí mismo del planeta y volar más allá del cielo sin ser despedazado por el éter.

Y como Albus Fletcher era muy, pero que muy bueno hablando, logró poner a su nombre todas las patentes que desarrollaron.

No pasó mucho tiempo antes de que cada barco en buen estado estuviera equipado con un par de encantamientos realmente caros; a continuación, todo aquel capaz de comprar, robar o suplicar por un billete se unió al gran éxodo. Los diferentes pueblos zarparon hacia lo desconocido, echando raíces en nuevos planetas; tras siglos de matarse entre ellos, finalmente vieron cumplido su sueño: gobernar su propia roca…

Por supuesto, ahora están apretujados en un ancho mar, luchando por planetas enteros, en vez de por pequeñas extensiones de tierra.

¿Qué es el mar de Éter?

Aunque lo llamamos mar, no es del todo correcto. No se sabe mucho acerca del éter, y lo que sabemos tampoco resulta muy útil: es invisible, intangible, puede destrozar un barco que tenga una brecha en el casco y si te adentras en el éter sin protección, explotas. Eso es con lo que está hecho el universo.

Hasta donde sabemos, el éter se extiende hasta el infinito; como mínimo hay millones de estrellas y miles de millones de planetas. Cuando la gente habla sobre el mar de Éter suele referirse a la pequeña porción que está colonizada, una cantidad casi ridícula en comparación con la extensión total: unos mil mundos, creemos. En los primeros años del éxodo de Mundohogar no se llevó ningún registro, así que las cantidades no son tan precisas como sería de desear.

Una cosa es segura: los únicos colonizadores conocidos son los descendientes del Mundohogar. No hay vida inteligente en el universo más allá de nosotros, ni más flora o fauna que la de Mundohogar. O, al menos, no hemos encontrado nada en quinientos años de búsqueda. Esa es una de las cosas que ralentizan la exploración del mar de Éter: no hay tiendas, aliados o planetas en los que sea posible pararse, a menos que te tomes un año o más en hacerlo habitable. Por supuesto, eso no evita que la gente siga buscando o que los rumores sigan apareciendo.

La mayor parte del mar es espacio Real, el territorio reclamado por la Hegemonía Real. Está justo en el centro del universo conocido y los mejores cálculos dicen que sus fronteras comprenden dos terceras partes de los mundos colonizados. Más allá del espacio Real se extiende el profundo mar: docenas de pequeños reinos dirigidos por emperadores emergentes y señores de la guerra, más otros cuantos cientos de mundos que sobreviven en solitario, intentando no ser gobernados por nadie que no sean ellos mismos.

El Mar de Éter es el tercer título de la colección Mundos Fate, a la que te puedes suscribir para recibir los seis títulos de la colección (PVP 10 € cada libro, formato físico) y conseguir, de regalo, el manual Venture City (96 págs. PVP 16 €, formato físico) es decir, te ahorras más del 20 % respecto a la opción de comprarlos por separado y los recibes directamente en tu domicilio. Esta oferta estará disponible únicamente los primeros meses de otoño, y ha de incluir los seis manuales para conseguir el último de regalo.

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12/09/2016 Nosolorol Ediciones https://www.nosolorol.com/img/nosolorol-ediciones-logo-14727449041.jpg https://www.nosolorol.com/
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