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El universo de Dune nace en 1964 gracias a una trilogía de cuentos conocida como Dune World, y publicada dentro de la antología de relatos de ciencia ficción Analog. Poco después, en 1965, este contenido se reunió en una novela titulada Dune.
Desde entonces, su popularidad internacional no ha dejado de crecer, prolongándose durante más de cincuenta años. El responsable de ello fue Frank Herbert, un periodista que por aquel entonces residía en la costa de Oregón y se había interesado por un proyecto organizado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos para recuperar terrenos perdidos, pastos pobres y estabilizar dunas de arena. Herbert nunca llegó a completar su artículo sobre el tema, pero aquella investigación le daría las bases para crear un mundo de ciencia ficción donde se combinaban ecología, misticismo, cultura, religión y política en un todo fascinante. Aquello sería el principio del Universo Dune, que se acabaría diversificando en tal cantidad de novelas (a modo de continuación y precuelas), que se requerirían muchos artículos como este para resumirlas y categorizarlas.
La novela original, Dune, nos presenta la vida del joven Paul Atreides, nacido en una familia noble, diez mil años en el futuro, en una sociedad conocida como el Imperio. Pese a las inmensas ventajas tecnológicas de su tiempo, el Imperio ha declinado el uso de las computadoras y demás «máquinas pensantes», y en su lugar ha recurrido a un modelo feudal donde las grandes Casas gobiernan el destino de planetas enteros de la galaxia.
Aunque existe un Emperador, el verdadero elemento que mantiene unido al Imperio es, en realidad, una preciada sustancia llamada melange, una especia que solo se encuentra en el planeta Arrakis. La melange otorga una larga vida, expande la conciencia y, administrada en mayores dosis, puede despertar la presciencia, la cualidad profética que permite los viajes a través de la inmensidad espacial. No es difícil imaginar que, siendo tal fuente de poder, la melange es también es la causa de las guerras galácticas más cruentas. Controlar la especia es controlar el Imperio.
Por motivos evidentes, Arrakis, el planeta también conocido como Dune, es codiciado por las Casas Imperiales, aunque está bajo control del Emperador, que se cuida de mantener a las estirpes nobles enfrentadas unas contra otras, para evitar que no se alíen entre ellas y conspiren para derrocarlo. En concreto, al comienzo de Dune, la administración de Arrakis está siendo entregada a los Atreides, la propia familia de Paul, tras serle arrebatada a los Harkonnen, sus enemigos mortales.
Enviados desde su idílico planeta acuático al duro mundo desértico de Arrakis, los Atreides deben enfrentarse a los feroces nativos nómadas conocidos como Fremen, así como a las inmensas criaturas llamadas gusanos de arena, criaturas gigantes con un misterioso vínculo con la especia. El mayor desafío de los Atreides, sin embargo, resulta ser el propio Imperio. Debido a una alianza entre los Harkonnen y el Emperador, la Casa Atreides es destruida. El joven Paul y su madre logran escapar, pero solo para caer en manos de los Fremen.
Sobreponiéndose a este situación, Paul reclama su destino como el mesías profetizado, contraatacando a los Harkonnen y arrebatándole al Emperador el control de todo el Imperio, cosa que marca el fin de los viejos tiempos y el comienzo de una nueva era para la humanidad, con Paul Atreides sentado en el trono.
Muy pronto seguiremos desvelándote las bases de Dune: Aventuras en el Imperio en un segundo artículo. Hasta entonces, puedes seguir de cerca todas las novedades y avances sobre tus juegos y suplementos favoritos mediante la sección de noticias y desarrollo de nuestra web, y acude a nuestro formulario de contacto para cualquier duda o sugerencia que tengas.