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Conocido por la mayoría como el Señor de los Enjambres, es quizá uno de los demonios más poderosos y conocidos que se recuerdan.
Su vicio está relacionado con la primera de todas las necesidades, la de alimentarse. Común en todas las especies, resulta difícil no solo separarla del concepto de supervivencia, sino también del placer, cultura y tradiciones de la gente. Belcebú está presente en todas las bocas, en todas las gargantas y crece en el vientre de todos los seres mortales. Él es una entidad que convierte muchos cuerpos en uno. Él es la Majestad de Todo lo que Alardea, el Señor Supremo de los Devoradores Alados.
Su apariencia, a veces humanoide, siempre toma prestado un elemento de las moscas, sus criaturas favoritas entre toda la creación. Pero en su apariencia original se pueden reconocer partes de todos aquellos seres a los que llama «hijos». Abejas, langostas, avispas, hormigas voladoras, escarabajos, mosquitos, saltamontes, libélulas y tábanos se combinan para crear una quimera colosal de seres zumbadores. Este abominable cuerpo de mosca cornuda posee unas alas majestuosas, abiertas en la oscuridad e iluminadas tan solo por la luz pálida de su corona. De forma constante, sus alas emiten breves vibraciones: son órdenes en código para las legiones de enjambres que orbitan a su alrededor, listas para azotar la tierra. Las criaturas ansían cubrir todos los países, habitados o no, para devorar cada brizna de hierba del suelo y cada árbol frutero. Con sus bocas, emiten la canción de aquellos que nunca están satisfechos, un cantar siniestro que solo anuncia la ruina.
La Gula es un pecado que empuja a uno a consumir comida y brebajes con intemperancia. Es el impulso incontrolable de engullir hasta agotarse, perdiendo el control en el acto de satisfacerse a uno mismo. Para tragar con codicia, cualquier tipo de libación es el acompañamiento correcto a comidas autodestructivas que nunca tienen fin.
Los pecadores son llevados gentilmente por la Gula hasta la exageración. En primer lugar, a un mordisco le siguen demasiados más. Entonces, en el vientre de los seres mortales se abre un abismo infranqueable. Las comidas nunca son lo sufi cientemente ricas, los platos se llenan de forma imposible y las copas están llenas a rebosar. Consumir comida se convierte en un acto compulsivo, hasta llegar al punto de deformar el cuerpo del pecador para permitirle comer más y más.
Este es uno de Siete Grandes Demonios que puedes encontrar en Siete Pecados, la colección de sectarios, demonios y reliquias compatible con juegos de sistema OSR como Labyrinth Lord y la 5ª edición del juego de rol más popular del mundo (SRD5).